El vítreo es la gelatina que ocupa el interior del ojo y que se encuentra situada entre el cristalino y la retina. Un elemento, por tanto, adherido a la retina y cuya función es distribuir nutrientes y proteger ante el desprendimiento de retina.
Sin embargo, con el paso del tiempo, y especialmente por culpa de la radiación solar, el vítreo se degenera rompiéndose su estructura gelatinosa. Un problema que puede desembocar en desprendimiento vítreo posterior, cuando este queda flotando adherido a la periferia de la retina, y que incrementa sobremanera el riesgo de desprendimiento de retina.
Ante una situación así, hay que hacer uso de la vitrectomia.
Los pacientes pueden presentar diferentes patologías sobre las que se suele aplicar la vitrectomía. Las más comunes suelen ser las siguientes:
- Presencia de sangre dentro del ojo, posiblemente debida a alguna patología vascular, una retinopatía diabética, un traumatismo o un desgarro retiniano
- Desprendimiento de retina a consecuencia del desprendimiento del vítreo
- Tratamiento contra alguna patología de la mácula (membranas epimaculares, agujeros maculares, tracciones sobre la mácula, etc.)
- Infección intraocular
- Complicación en una cirugía de cataratas (la vitrectomía se encarga de extraer los fragmentos de catarata)
- Tratamiento frente a distintas patologías vasculares de la retina
- Opacidades de vítreo que entorpecen la visión
- Tumor intraocular
- Tratamiento frente a las moscas volantes, en donde se elimina el riesgo de desprendimiento de retina
El paciente suele recibir el alta inmediatamente después de la intervención con el ojo tapado. Al otro día debe acudir a una revisión con el médico destapándose el ojo y comenzar una serie de cuidados especiales después de la vitrectomía.
